Hasta pronto Paco:
Durante cinco años tuve el privilegio de conocerte y ser tu alumno en esto que se llama la Docencia. Me enseñaste a disfrutar de la clase, a que al instituto se viene a divertirse enseñando, a que existen muchas opciones para que el alumnado aprenda, a no quedarse en la zona de confort como muchos y arriesgarse a romper tópicos y hacer cosas diferentes, a sentirnos orgullosos de lo que hacemos y darnos unas señas de identidad reconocibles por el mundo: “Soy escribano”, de calidad, entrega y esfuerzo. Me inculcaste que los límites están para superarlos en esa frase que tanto te gustaba de que “nadie te dijo que era imposible y por eso lo hiciste”.
Siempre estuviste allí, cercano, próximo en los momentos fáciles y en los más duros. Un director que nunca me dijo que no, sino “venga, ánimo, que yo te apoyo”. Un profesional de la docencia que tenía muchas ideas innovadoras para darle un giro a la Educación y actualizarla. Pero, ante todo, fuiste un gran amigo y compañero. Un hombro en el que apoyarse o, incluso, llorar en los momentos difíciles. Recuerdo cuando decías que tenías mucha suerte de tener el Claustro que tenías. Ahora sé que te equivocabas; nosotros éramos los afortunados de tenerte y aprender cada día de ti. Por eso, para mí, serás un maestro de maestros. Espero que después de haber brillado con luz propia entre nosotros, brilles con fuerza allí dónde estés.
Un abrazo de tu Muri. Te dedico este vídeo:
Rafael J. Murillo Infante.
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