Eduardo García, poeta nacido en Brasil y afincado en Córdoba -con doble nacionalidad brasileña y española- ha fallecido en Córdoba a los cincuenta años después de padecer una fatal enfermedad. Premio Nacional de la Crítica en 2010 por su poemario La vida nueva (considerado como unos de los galardones literarios más prestigiosos en España). Profesor de filosofía con destino en el IES Blas Infante de Córdoba desde 1991, como poeta, Eduardo García es autor de Las cartas marcadas, No se trata de un juego, Horizonte o frontera, Refutación de la elegía, La vida nueva y Duermevela, así como de recopilaciones de su obra, dentro y fuera de España, como la antología temática Las acrobacias del deseo, Casa en el árbol (San José de Costa Rica) y la bilingüe Antologia pessoal (Brasilia).
Además del Premio Nacional de la Crítica, en el palmarés de Eduardo García también estaba el Premio Ojo Crítico de RNE, el Ciudad de Melilla, el Juan Ramón Jiménez, el Fray Luis de León y el Premio Internacional Antonio Machado de Baeza.
La labor de Eduardo García no queda ahí, pues también dio a la imprenta el ensayo Una poética del límite, muy revelador de su forma de entender el arte, y el libro de aforismos Las islas sumergidas, que lo colocan como un maestro de este género. También es de justicia destacar el amplio magisterio de Eduardo sobre las generaciones de poetas que le siguieron, pues su ensayo Escribir un poema (publicado primero por la “Escuela Fuentetaja” y en 2011 por “El olivo azul”) se ha convertido en un manual casi que obligado para todo el que empieza a componer versos. Ahí se encuentran el Eduardo García poeta y el docente unidos en una misma pasión y en el mismo afán de construir. Y es que Eduardo fue al cabo eso, un constructor, de belleza, de vida, de pensamiento, cuyo legado queda y que Córdoba siempre deberá reivindicar como propio.
Unos versos de su poema “El arte del encuentro”:
Dondequiera que vaya vendréis todos conmigo,
poblaréis mi memoria de ocasiones
Con sangre pagaré el billete para el viaje.
Pues la vida es el arte del encuentro
celebro cuanto pude vivir a vuestro lado.
Me quedo mi agujero. Os dejo mi amistad.
Tuvimos el placer de conocerlo y disfrutar de su compañía allá por 2014 gracias a una actividad del CAL celebrada en la Biblioteca Municipal. Nos deleito con sus poemas y su manera de escribir. Un escritor afable y cercano. Con una sonrisa en la cara. Desde aquí vaya nuestro tributo a este escritor y maestro. De sus poemas, nos quedamos, como no, con su Casa en el árbol que se puede escuchar en este enlace.
Siempre nos quedará esa casa en el árbol. Gracias Eduardo por acercarnos la Poesía.
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